El incidente motivó la división del equipo, entre los que exigían su cese y quienes pedían que no fuese expulsado (entre ellos, Laurent Blanc y Carlos Valderrama). Sin embargo, seguía enfrentado con el presidente Bernard Tapie y en la temporada 1989/90 tuvieron que cederlo a otro club de Primera División, el Montpellier Hérault dirigido por Michel Mézy. Al final, Mézy siguió contando con Cantona y este les ayudaría a ganar la Copa de Francia de 1990, con triunfo por 2-1 en la prórroga al Racing París de Ginola.
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