El gol es recordado como uno de los mejores goles marcados en una final de Copa del Rey. Se celebró por todo lo alto, pero solo diez minutos después llegaría una histórica obra de arte en forma del segundo gol valencianista, esta vez anotado por Gaizka Mendieta a centro de Adrian Ilie, sudadera psg controlando el balón con el pecho y haciéndose un autopase de espaldas por encima de los defensores colchoneros quedándose así solo delante de Molina y disparando sin dejar caer el balón al suelo.
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