Aunque al principio era indiferente y antipático con los demás, con el tiempo su actitud cambia tornándose más amigable y suave con sus amigos. Sin embargo, desde hacía muchos siglos, y sobre todo en España, esta «singularidad o particularidad», esta excepcionalidad sobrenatural, esta «nobleza» era creencia popular arraigadísima, camisetas de futbol certeza para las gentes; el Sumo Pontífice no vino más que a sancionarla al «confirmarla con expresa gracia y declaración».